Era inevitable. Ha llegado. Con todos ustedes.... ¡¡el frío!! Efectivamente, ya se ha producido la bajada de temperaturas, característica del final del otoño y del comienzo del invierno, dando lugar a un período de reposo en las viñas. Es la llamada "temperatura cero de vegetación" que llega cuando el mercurio termómetro digital alcanza los 8ºC. Comienza la caída de las hojas, la acumulación de nutrientes, etc. Puede parecer una época de tranquilidad absoluta y sin labor en el campo pero la realidad es otra. De los cuidados que reciba la viña en invierno dependerá, en buena parte, la futura cosecha.
En este momento son tres los pilares fundamentales sobre los que programamos la actividad agrícola:
- Datos de producciones y calidades procedentes de los análisis de los vinos obtenidos en el ejercicio anterior.
- Análisis de la madera de las podas para conocer las reservas de nutrientes presentes en la madera.
- Análisis de los suelos que indicarán su nivel de fertilidad.
- Subsolado: El paso de tractores por las fincas durante la vendimia, los tramientos, despuntes, etc. provocan que los terrernos se compacten en la profundidad. El paso del subsolador permite que las raíces de la cepa se encuentren con una adecuada porosidad del terreno que mejore la 'repiración'. Esta labor se realiza ocasionalmente y consiste en la introducción de un apero hasta los niveles más profundos de la cepa, logrando descompactar el terreno y regenerando algunas raíces.
- Arado: Es el laboreo más habitual en las finca y consiste en el mullido de la capa superficial del terreno para romper la costra formada por el paso de tractores, lluvia, etc. y eliminar malas hierbas.
- Poda: Es una tarea de enorme importancia. Es básica para el sistema de conducción de la cepa y sirve para modificar su vigor, un elemento determinante en la producción y en la calidad. Más adelante dedicaremos un post en esta 'Voz del Vino' para hablar de la poda.
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