Pues si. Está a punto de llegar el invierno. La bajada de temperaturas, característica del final del otoño y del comienzo de esta gélida estación, deja paso a un periodo de reposo en el viñedo. Pero sigue la labor en el campo: de los cuidados que reciba la viña en invierno dependerá, en buena parte, la futura cosecha. Son varios los pilares sobre los que, en este período, se programa la actividad agrícola:

• Datos de producciones y calidades procedentes de los los análisis de los vinos en el ejercicio anterior.
• Análisis de la madera de las podas para conocer las reservas de nutrientes presentes en la madera.
• Análisis de los suelos para concoer el nivel de fertilidad.

Estudiando estos datos, se deciden las labores a desarrollar con un objetivo: obtener una futura cosecha de CALIDAD. Así, son propia de esta época, las siguientes labores:

• Subsolado: El paso de tractores, los despuntes, los tratamientos, etc. Todo ello provoca que los terrenos se compacten en la profundidad y, por ello, es necesario el paso del subsolador para permitir que las raíces de las cepas se encuentren con una adecuada porosidad del terreno que mejore la respiración. Esta labor se realiza ocasionalmente y consiste en la introducción de un apero hasta los niveles más profundos de cepa.
• Arado: Es el laboreo más habitual en las fincas y consiste en el mullido de la capa superficial del terreo para romper la costra formada por los pases de tractores, lluvia, etc.
• Poda: Es una tarea de gran relevancia. Básica para el sistema de conducción de la cepa y sirve para modificar el vigor de la misma, un elemento de determinante en la producción y en la calidad. Hablaremos de ella en un futuro post de esta 'Voz de la Finca'

Culminadas estas labores y terminado el invierno, queda esperar una buena climatología y poroteger a la viña de plagas y enfermedades con el fin de obtener una cosecha de gran calidad.