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Entrevista con Carlos González (Director de Guía Peñín)

“Es una suerte vivir esta época del vino español”

 

Cumple una década como Director de la Guía Peñín. ¿Qué balance realiza?
Como vamos siempre con la edición a un año vista, los años se me pasan más rápido. Esta década ha sido especialmente importante para el vino español. Todo ha cambiado: el sector, los vinos, la manera de comunicar... Por suerte, la Guía ha seguido estando ahí para mostrar todos estos cambios a través de sus protagonistas, los vinos. Seguimos luchando por ser el referente del vino español, cada año mostramos una fotografía muy precisa, sin hacer ninguna selección. Esto es lo que ha convertido en la publicación más democrática y accesible de cuantas se conocen, pues aquí se encuentran prácticamente todos los vinos, desde los más sencillos y accesibles hasta los más complejos y caros.

 

¿Cómo fue aquella conversación con José Peñín para que se hiciera cargo de la Guía?
No fue una conversación puntual sino algo natural. José poco a poco se iba retirando del día a día y yo ya tenía, desde hacía unos años antes, la coordinación de la Guía. Todo se precipitó a consecuencia de la crisis editorial del 2010 que, en nuestro caso, provocó el cierre de la revista Sibaritas y que la empresa se centrase en su piedra angular, la Guía. En aquel momento solo vi que cambiaba el nombre del cargo. Luego, con los años, me di cuenta del plus de responsabilidad y de exposición que conllevaba.

 

El consejo que, desde entonces, más le ha repetido el Presidente honorífico ha sido…
Que sea perseverante y concienzudo, algo que he aprendido de él. Aún a día de hoy, me mete mucha caña para que no baje la guardia…y también que sea fiel a mi instinto, formado a base de un constante e interminable ejercicio de cata… 

 

¿Cómo lleva esa responsabilidad y presión de estar al frente de la Guía?
Sin duda, con dignidad. Tengo un gran apoyo en mi casa con mi mujer Nieves, que me ayuda a gestionar muy bien la presión y encauzarla. Intento ser objetivo, serio y discreto. Al haber trabajado anteriormente tanto en bodegas como en tiendas, soy consciente de que hay mucho trabajo y esfuerzo detrás de cada vino. Y eso lo aplico en cada descorche. Por otra parte, el amplísimo conocimiento que adquieres catando unos 10.000 vinos por año, durante tantos años, me ha hecho ser mucho más seguro en mis decisiones. Como no, también es muy importante el equipo que he formado con Javi y Boris: serio y con sensibilidades diferentes, lo que incentiva el debate y el consenso.

 

Confiésenos cuál es la parte más ingrata, si la hubiera, de su trabajo.
Ahora mismo ninguna. No es que no quiera responder, es que de verdad no focalizo ninguna. En la vida de un prescriptor tienes que aprender a convivir con el elogio y la crítica. Esto es algo que tardas en aprender y que te cuesta algún sufrimiento. Sin embargo, una vez asumes este juego de fuerzas y aprendes a relativizarlas, pocas cosas son ya ingratas.

 

¿También han crecido los enemigos?
Pues no lo sé, espero que no, nada más lejos de mi intención desde luego. Pero si es así, el problema lo tienen ellos. Si tu valoración está fundamentada y es respetuosa, y en la Guía Peñín siempre lo es, no debiera haber problemas con los productores. No evaluamos a las personas sino a los vinos. Como elaborador sabes que algunas cosechas han sido mejores que otras, aunque no quieras reconocerlo. Yo siempre estoy abierto a explicar el por qué de una mala puntuación, no tengo nada que esconder…

 

¿Ve con optimismo el futuro de la prescripción?
 El modelo es diferente a cuando empecé. Con la llegada de las redes sociales, el consumidor tiene más vías de acceso a la información y de trasmitir su opinión. Eso está bien ya que ayuda a crear información, vínculos y a generar consumo. Pero todo este exceso de información corre el riesgo de no ser muy rigurosa. Lo importante es que las Guías y los prescriptores sepamos transmitir esa orientación, recomendación y puntuación desde un plano más distante y profesional, fundamentado en la objetividad que te aporta el conocimiento y el acceso a tantos dispares vinos.

 

Su diagnóstico del momento del vino español es….
Estamos sin duda en el mejor momento. Nunca ha habido tanta calidad y tanta diversidad de estilos, variedades y orígenes. La vuelta a lo autóctono, a la parcela, a lo agrícola por parte de muchísimos productores hace que tengamos en cada zona vinos diferentes y más representativos y, además, a precios muy muy competitivos. Es una suerte vivir esta época.

 

Asegura que 2021 es un año decisivo para el vino español. 
Tanto este año 2021 como 2022 son decisivos para el sector y, en el contexto internacional tan competitivo y atomizado, hay que salir con fuerza y creer en las posibilidades que hay en el vino de calidad español. Cuanto antes asumamos nuestra fortaleza productora y nuestra capacidad de ofrecer calidad al mundo, mejor jugaremos en el tablero internacional del vino.

 

El número de vinos en su podio aumenta año a año y la élite del vino español es cada vez mayor. ¿Qué falta para que el posicionamiento en el mundo aumente a idéntico ritmo?
Nunca en la historia del vino español ha habido vinos de tan alta calidad y tan diversos. Eso se conoce fuera y poco a poco se va consiguiendo un mayor prestigio y posicionamiento en el mundo, los premios y las puntuaciones en diferentes guías, revistas y medios internacionales también lo corroboran. Pero no hay que olvidar que es un sector marquista en el que cuesta hacerse un hueco y en el que los niveles más altos están muy copados. Mi consejo siempre es el mismo: hay que viajar, ser atrevidos, exponerse a otros idiomas y culturas, ser más comerciales y defender fuera con el mismo ímpetu que dentro. Nuestros salones por medio mundoy siempre están llenos de visitantes con ganas de probar vinos españoles de calidad. Ahí fuera hay muchas oportunidades y no debemos desatenderlas.

 

¿Cómo se imagina y cómo le gustaría que fuera el Peñín del futuro?
Pues ser una marca que aglutine, aún más, tanto al consumidor final como al profesional y seguir siendo promotores, comunicadores y formadores del vino español de calidad tanto dentro como fuera. Todos los que nos dedicamos de manera profesional al mundo del vino formamos parte de una gran cadena que va desde las uvas hasta el gaznate del consumidor y, en esa cadena, Peñín ha de ser un eslabón sólido y fundamental. 

 

La última. Ha elegido a nuestro Gran Reserva 890 de la cosecha 2005 'Selección Especial' como el mejor vino de la D.O.Ca. Rioja con la máxima valoración otorgada este año por la Guía, 99 puntos.
Los motivos son claros, porque es el mejor. Tras catar unos 10.000 vinos y después comparar en la recata uno a uno con los más de 400 vinos de ≥94 puntos que existen en España, resulto ser el mejor vino de D.O.Ca Rioja. Mi más sincera enhorabuena, ¡un gran trabajo!  A nivel descriptivo, con Gran Reserva 890 del 2005 ocurrió que desde el principio y nada más servirse en la copa, ya dio matices de altísimo nivel: muy complejo, expresivo, sedoso, sutil y equilibrado pero, sobre todo, elegante. Qué difícil es que un vino sea tan tan elegante… Es la mejor representación española de uno de los estilos más reconocidos y afamados del mundo, ¡el estilo clásico!

* Acepto la política de privacidad de la Rioja Alta S.A.

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