Si hay una voz autorizada para hablar de nuestras fincas y para hacer un balance de cómo ha transcurrido este recién finalizada vendimia 2013, esa es la de Roberto Frías, desde enero, nuestro nuevo Director de la Sección Agrícola de La Rioja Alta, S.A. Y eso hemos hecho. Hacerle una entrevista que publicamos en el próximo Boletín Informativo Otoño 2013 de nuestras bodegas y que, 'en primeur' podéis disfrutar en esta 'Voz de la Finca'
Nacido en 1968 en Cenicero (La Rioja), Roberto Frías es Ingeniero Agrónomo por la Universidad Politécnica de Madrid y Magister en Enología y Viticultura por la Universidad de La Rioja.
¿Qué balance hace de la vendimia 2013, primera como responsable de los viñedos de La Rioja Alta, S.A.?
Ha estado marcada por una climatología un tanto anormal con temperaturas muy altas que han determinado una maduración de la uva un tanto lenta e irregular. También se han sucedido muchas lluvias que unidas a las altas temperaturas han favorecido la aparición de condiciones perfectas para el desarrollo de enfermedades. Ha sido necesario proceder de forma rápida y muy selectiva para recoger la uva en unas condiciones de adecuado equilibrio entre maduración y sanidad. Seguramente, lo más complicado ha sido tomar la decisión de cuándo iniciar la vendimia en cada parcela ya que la lenta evolución de los parámetros invitaban a esperar pero, por otro lado, la incertidumbre inducida por las previsiones climáticas animaban a lo contrario.
¿Cuántas veces ha mirado al cielo en este complicado 2013?
Desde que el viñedo comenzó su actividad en abril lo he mirado todos los días y noches. Ha sido un año con una climatología un tanto anormal pero que, de vez en cuando, también se da en Rioja. El habitual equilibrio entre condiciones climáticas continentales, mediterráneas y atlánticas se ha desplazado hacia estas últimas dando lugar a un año anormalmente lluvioso y con temperaturas más suaves. Sólo ha hecho calor en octubre, en plena vendimia, cuando menos se necesitaba.
Pero lo que realmente ha marcado la campaña ha sido que mayo apenas existió y el desarrollo del viñedo estuvo prácticamente paralizado durante 40 días, hasta mediados de junio. A partir de esa fecha, la elevada humedad en el suelo y el ascenso de las temperaturas provocaron un desarrollo vigoroso y explosivo con los consiguientes problemas de manejo y de sanidad.
El manejo del viñedo durante el año siempre es clave pero, en años como este, mucho más.
Las claves para llegar a la vendimia con una uva sana han sido dos. El manejo intenso y meticuloso de la vegetación con continuos trabajos de poda en verde y, por otro lado, la ejecución minuciosa de un adecuado programa de tratamientos con productos de calidad.
Cosecha larga y muy selectiva, que ha obligado a realizar incluso varios pases por cada parcela.
En algunas parcelas, con condiciones de suelo muy heterogéneas, ha sido necesario vendimiarlas en pases sucesivos ya que toda la uva no maduraba a la vez. El vigor de las vides en suelos más profundos y/o fértiles induce un retraso claro en la maduración al contrario de lo que ocurre en los suelos más superficiales y/o menos fértiles.
Desde enero está al frente de nuestra Sección Agrícola. Cerca ya de cumplir un año, ¿cuáles son sus sensaciones?
La sensación es la de estar ante un reto personal y profesional de gran magnitud. Una ocasión única. El nombre de La Rioja Alta, S.A. pesa mucho por historia, prestigio, calidad e imagen. Hay que estar a la altura de estas circunstancias y me siento capacitado para ello además de muy ilusionado.
¿Y qué particularidades destacaría de nuestros viñedos respecto a sus anteriores experiencias?
Tenemos viñedos ubicados en condiciones topográficas y ambientales muy dispares y cada uno tiene sus matices y se refleja en los vinos. Soy de la opinión de que cuanta más diversidad y variabilidad se den en todas las fases del proceso productivo de la uva, más complejos, personales y diferenciados serán los vinos elaborados.
En los últimos años he estado trabajando en alguna zona vitícola más permisiva que Rioja en lo que a variedades se refiere pero uno se cansa de Chardonnays, Cabernets, Merlots y Syrahs que sólo reflejan en los vinos sus características varietales dejando en un segundo plano los matices que el suelo y el clima puedan aportar.
Trabajar ahora sólo con variedades de la tierra perfectamente adaptadas como Tempranillo, Mazuelo, Garnacho, Graciano y, en Galicia, con Albariño permite extraer al máximo las características de nuestros terruños y reflejarlas en nuestros vinos dándoles personalidad propia.
Lidera un equipo en el que la pasión por el campo y el viñedo es esencial.
La Viticultura es una disciplina apasionante y crea adicción. Si no sientes esa pasión difícilmente podrás realizar tu trabajo de forma adecuada y ello se reflejará negativamente en los viñedos, en la uva y en el vino.
Trabajamos con seres vivos, a la intemperie y son muchas las variables que no controlamos. Se requiere un orden y un programa pero, con frecuencia, hay que improvisar. No hay rutina, ni lugar para el aburrimiento, ni horarios, ni períodos preestablecidos de vacaciones, ni un año igual al anterior. Siempre está uno aprendiendo y tratando de superarse. Es algo que resulta apasionante, al menos para nosotros.
La última. De todas las fincas, seguro que ya tiene debilidad especial por alguna.
Pienso que cada finca tiene características propias que las diferencian de todas las demás y decantarse por una de ellas sería lo mismo que tratar de marcar una preferencia sobre alguno de tus propios hijos. A todos se les quiere por igual a pesar de sus caracteres y comportamientos diferentes. La mejor finca es la que mejores uvas produce y, esto, suele ser cambiante.
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