Tras casi una década de paciencia, precisión y cuidado, presentamos Gran Reserva 904 cosecha 2016: la culminación de un trabajo silencioso y meticuloso. El tiempo ha tejido su huella afinando cada matiz y puliendo cada detalle. Hoy, esa espera se convierte en elegancia: un vino que encarna la armonía entre tradición y precisión, entre la fuerza del Tempranillo y la sutileza del Graciano, en un Gran Reserva de clase y reconocimiento internacional.
Desde que esta cosecha comenzó a latir en nuestras bodegas, el mundo ha cambiado. Hemos sido testigos de hitos históricos, de avances tecnológicos y culturales, mientras en Haro, en la quietud de nuestras bodegas, este Gran Reserva 904 seguía su curso, respirando en barricas de roble americano y evolucionando con paciencia hasta alcanzar la perfección. Durante ese tiempo también nuestra casa ha dado pasos firmes hacia la innovación: la creación de nuestro viñedo en espiral, la apuesta por la viticultura sostenible, el desarrollo de proyectos pioneros de trazabilidad o la inauguración de nuevos espacios para el disfrute de quienes nos visitan desde todas las partes del mundo.
Esta nueva añada 2016 de Gran Reserva 904 es hoy la suma de todo ello: el tiempo que lo ha redondeado, la sabiduría de la tierra y el compromiso de una bodega que ha hecho del clasicismo riojano un arte contemporáneo. 2016 fue un año magnífico. Las lluvias moderadas y bien distribuidas mitigaron los efectos de la sequía y el calor estival, favoreciendo una maduración óptima. El resultado: unas uvas de una frescura inusitada y vibrante, ensambladas con la precisión de la experiencia.
Elaborado con Tempranillo (90%) de nuestras fincas en Villalba, Briñas y Rodezno y Graciano (10%) de la histórica finca Montecillo (Fuenmayor), este vino reposó durante cuatro años en barricas de roble americano con una media de edad de cuatro años, sometiéndose a ocho trasiegas manuales, antes de su afinamiento definitivo en botella.
Gran Reserva 904 2016 revela un bouquet frutal y balsámico de enorme amplitud. En boca, un equilibrio perfecto entre frescura y madurez, con taninos amables y un final refinado, largo y complejo. Un vino para disfrutar hoy, pero también para guardar como legado.
Apenas llegado al mercado, la crítica internacional ya lo ha situado entre los grandes: 97 puntos de James Suckling, 96 de Robert Parker, Tim Atkin MW, Pedro Ballesteros MW y de la Guía Peñín, reafirmando el prestigio universal de este vino que ha hecho del tiempo su mejor aliado.