Nuestra bodega Torre de Oña en Páganos (Álava) se ha convertido, gracias a su proyecto de ‘Viñedos Artesanales’, en nuevo miembro de la asociación internacional The Old Vine, que defiende y protege los viñedos viejos.
The Old Vine trabaja para defender y proteger los viñedos viejos, un recurso agrícola de incalculable valor histórico y enológico. Estas vides, muchas de más de 50 años y algunas de más de un siglo, han sobrevivido a condiciones climáticas extremas, plagas y enfermedades, demostrando una resistencia que no solo asegura su longevidad, sino que también impacta directamente en la calidad del vino que producen. El trabajo de esta organización tiene un propósito claro: proteger estos viñedos como parte esencial del patrimonio cultural y agrícola global.
Estos viñedos viejos presentan características únicas que los hacen especialmente valiosos para la elaboración de grandes vinos. Al ser menos productivos que los jóvenes, concentran toda su energía en un número menor de uvas, dando como resultado vinos de mayor complejidad, profundidad y expresión del terruño. La organización The Old Vine Conference busca desde 2021 visibilizar estos beneficios a nivel global, promoviendo un mercado que valore el vino de viñedo viejo no solo por su calidad, sino también por su carácter histórico. Esta entidad se enfoca en educar a consumidores y productores sobre la importancia de mantener estas vides, promoviendo que los vinos producidos de ellas se conviertan en una categoría reconocida en el mercado.
Uno de sus proyectos más innovadores es el Old Vine Registry, una base de datos global que documenta la ubicación y características de estos sabios viñedos. Esta herramienta es muy útil tanto para enólogos como para los consumidores, permitiendo identificar y preservar viñedos históricos en todo el mundo. Al mismo tiempo, los Old Vine Hero Awards reconocen a viticultores y productores que dedican su trabajo a la conservación de estas viñas, destacando iniciativas que valoran la tradición y el respeto por la viticultura histórica.
Regiones vinícolas de renombre, como la región de Barossa en Australia, o el sur de Francia, cuentan con algunos de los viñedos viejos más emblemáticos del mundo. En España, zonas como Rioja, Priorat y la Sierra de Gredos albergan viñas de variedades autóctonas que han resistido durante generaciones. Sin embargo, no todas las regiones han desarrollado un sistema de protección para estos viñedos, lo que pone en riesgo su supervivencia en favor de una producción más moderna y masiva.
Esta labor también tiene un fuerte componente medioambiental. Las vides viejas, con sistemas radiculares profundos, requieren menos riego y son más resilientes a las variaciones climáticas, lo que las convierte en un recurso clave frente a los desafíos del cambio climático. En un momento en que la sostenibilidad es una prioridad para la industria vitivinícola, proteger estos viñedos no solo es una cuestión patrimonial, sino también un compromiso con el futuro del planeta y de la producción vinícola responsable.
Además, los viñedos viejos son una pieza esencial del paisaje cultural y social de las regiones en las que se encuentran. La relación entre viticultores y estas viñas trasciende generaciones, convirtiéndose en un símbolo de identidad y orgullo local. La preservación de estas vides, por tanto, también contribuye a la economía rural y al turismo enológico, ofreciendo a los visitantes la oportunidad de degustar vinos únicos que cuentan historias de resistencia, tiempo y tradición.