Hoy queremos destacar la relevancia de la botella, especialmente para bodegas como Torre de Oña, donde debemos controlar perfectamente todos los procesos que el vino sufre dentro de las miles de unidades que duermen en nuestros silenciosos botelleros, donde acaba el redondeo del vino. Son múltiples los minuciosos estudios que se han realizado y continúan realizándose sobre la influencia del color del vidrio y el efecto de la cantidad y cualidad de la luz sobre la estabilidad del contenido y los diferentes procesos de oxidación que pueden sufrir los vinos en su interior. Otros parámetros, sin duda importantes, que los enólogos siguen con mucha atención, a la hora de estudiar esos procesos del vino dentro de la botella de vidrio son, por ejemplo: • Evolución de los aromas: El vino en la botella sufre una ‘crisis aromática’ de unos meses después del encorchado. Más tarde, toma carácter reductor, mostrando con gran suavidad los aromas adquiridos en barrica. Posteriormente genera, también en reducción, un carácter aromático propio de los vinos que permanecen durante varios años en botella. Este ‘aroma de la botella’, junto con los propios de la variedad de la uva y los adquiridos durante los procesos fermentativos y de crianza en barrica, se denomina ‘bouquet’ y es un indicador de la calidad y la complejidad de los grandes vinos. • Compuestos responsables del color: Los polifenoles son los responsables del color del vino tinto, aunque tienen su implicación en el aroma y gusto del vino. Así, la evolución en botella es un proceso de continuidad de las actividades de la barrica, excepto la toma de tanino del roble. Los vinos, debido a complejos procesos químicos, van modificando la tonalidad de su color, pasando de los tonos cerezas a los ‘tejas’, característicos de los vinos de larga permanencia en botella. Estas reacciones químicas, por otro lado, producen una suavidad en el gusto de los vinos, convirtiéndolos en más sedosos y agradables de beber. • Sedimentos en la botella: En épocas remotas el vino se embotellaba ligeramente turbio, lo que ocasionaba la aparición de un precipitado más o menos grueso en el fondo de las botellas. Por este motivo, se las dotaba de un fondo con una evidente forma cónica, con el objetivo de que estos sedimentos quedasen retenidos al servirlo. Hoy es posible elaborar vino sin el riesgo de enturbamiento o refermentaciones, aunque la evolución natural de la materia colorante puede originar la aparición de pequeños posos en vinos largamente guardados en botella. Por ese motivo, en la contraetiqueta de muchos Reservas y Grandes Reservas, como los de La Rioja Alta, S.A. aparece la leyenda “este vino, al elaborarse de forma natural, puede formar sedimentos con la edad…” y que, de ninguna manera, indican una pérdida de las peculiaridades y calidad del vino. Este sedimento es fruto de un proceso natural.
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Una perfecta 'piel' llamada botella
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