Cuenta la bibliografía que los antiguos frailes benedictinos franceses decidían en qué pagos plantar sus viñedos en base a las impresiones extraídas tras catar la tierra de los mismos. ¡Sí¡ ¡Cataban la tierra! Pensaban que, si las sensaciones gustativas y aromáticas del terreno eran satisfactorias, también lo serían la de los vinos obtenidos de cepas plantadas en el lugar. Que yo sepa, nadie hasta la fecha ha sido capaz de demostrar una relación tan estrecha entre las características organolépticas del terreno y las de la uva y vinos producidos en él. Es más, personalmente pienso que esa relación es inexistente, pero la actitud de los frailes benedictinos viene a reflejar la importancia que ellos otorgaban al factor suelo. Y no es de extrañar que fuera así porque no debe olvidarse que, de la conjunción de terreno (= lugar, suelo, pago, tierra), variedad, clima y saber hacer, surge el concepto de TERROIR O TERRUÑO sobre el que se asentaron, en sus inicios, las Denominaciones de Origen más prestigiosas. Está claro que el suelo tiene una influencia determinante en la calidad de la uva producida y en la del vino obtenido a partir de ella, pero esa influencia es, en mi opinión, indirecta y se ejerce a través del grado de desarrollo vegetativo que el suelo confiere al viñedo. Sabido es que un suelo profundo, fértil, con gran capacidad de almacenamiento de agua y sin ningún factor limitante va a dar lugar a cepas muy vigorosas con un desarrollo vegetativo exacerbado y con un crecimiento de brotes que se prolongará hasta las proximidades de la vendimia o más allá. Por regla general de estos terrenos surgirán producciones de baja calidad. Lo contrario ocurrirá, salvo que haya algún factor en contra, en suelos más superficiales y pobres. Lo ideal, como siembre, suele ser el equilibrio entre los extremos. [caption id="attachment_2809" align="alignright" width="300"] Mapa de Suelos de Torre de Oña[/caption] Con todo lo anterior quiero decir que el conocimiento del suelo resulta clave cara a la implantación de un viñedo y su manejo posterior. Ello es debido a que las características de los suelos son muy variables incluso dentro de una misma parcela de viñedo por pequeña que sea. Es un tremendo factor de variabilidad. Suelos distintos requieren un manejo distinto y producen uva igualmente distinta. Ante esta tesitura, resulta de gran utilidad la elaboración de mapas de suelos en todos los viñedos para tener una zonificación dentro de los mismos. Ello servirá, entre otras cosas, para vendimiar y elaborar la uva producida en las diferentes zonas de forma separada puesto que darán lugar a vinos distintos. Obrar de otra manera sería un error puesto que, dentro de una parcela de viñedo, podemos tener tantos viñedos como tipos de suelo se encuentren en ella. La mezcla incontrolada de fruta de calidad diversa suele dar como resultado un producto mediocre. [caption id="attachment_2810" align="alignleft" width="300"] Mapa de suelos de Áster (Ribera del Duero)[/caption] Por último, comentaros que una noche, mientras vendimiaba una parcela de Merlot ubicada sobre un suelo tremendamente salino noté, con asombro, que el sabor de la uva era muy salado. No fue imaginación mía ya que se la ofrecí a catar a mi compañero enólogo y también encontró en la uva el sabor de la sal. ¡A ver si los frailes benedictinos franceses estaban en lo cierto!.....
Blog
Frailes y Mapas de Suelos
Compartir